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Entérate cómo es convivir con yaguaretés

El felino más grande de América se puede encontrar en Ramos y Chango Norte, en la provincia argentina de Salta. En los controles fotográficos, de los que surgen informes de biodiversidad, también se pueden ver pumas, tapires o antas y chanchos del monte.

La presencia de este felino, el tercero más grande del mundo después del tigre y el león, se comprueba en los yacimientos por medio de los avistamientos directos o por medio de las cámaras trampa, también llamadas cámaras de fototrampeo, que son dispositivos especiales para tomar imágenes de animales en estado salvaje. Se registran entre dos y tres al año.

Según explica Raúl Darío Paredes, HSE Sr. Supervisor, “se hace un control fotográfico para hacer informes de biodiversidad y en las imágenes aparece el yaguareté como la especie sobresaliente, por el tipo de animal, un felino de gran tamaño; también se pueden ver pumas, tapires o antas y el chancho del monte”.

El yaguareté es un gran caminador, recorre entre 10 y 15 kilómetros por día.-

“Normalmente, los yaguaretés no se acercan a la gente, son esquivos, si ven una camioneta, se van, no se acercan”, dice Paredes. De todos modos, el personal recibe capacitaciones y hay un procedimiento establecido sobre qué hacer cuando se encuentran ante uno, o varios, ejemplares en campo o alrededores. La primera precaución que se toma es siempre mirar bien antes de bajarse de un vehículo.

“Lo que los espanta es el ruido, así que si es de noche o la visibilidad no es buena, se tocan las bocinas para ahuyentarlos; y otra técnica que usamos, que nos enseñó un guardaparque, es el uso de las bocinas para cancha, que son neumáticas y se las puede llevar en el bolsillo”, explica Paredes y destaca: “Nunca hemos tenido reportes de ataques a gente en esta zona”.

Como el tigre, pero a diferencia de otros felinos, es un gran nadador y puede cruzar ríos anchos y caudalosos.-

El yaguareté es un animal que está en la cima de la cadena alimenticia, ya que no tiene un predador por encima de él, por lo tanto, a pesar de alejarse naturalmente de las personas, lo hace de una manera tranquila, no sale corriendo, “entonces queda a merced de cualquier persona cazadora”, cuenta Paredes. Y justamente la caza furtiva es la amenaza principal que enfrenta el yaguareté en la Argentina, donde se lo considera en peligro crítico, ya que enfrenta un riesgo extremadamente alto de extinción en estado silvestre en un futuro inmediato. En 2001 el yaguareté fue declarado Monumento Natural Nacional por la ley 25.463, máxima categoría de protección para una especie.

Su nombre científico es Panthera onca.-

“Tenemos cartelería en los caminos haciendo mención a la protección de este animal, de la prohibición de cazarlos y con la ley que corresponde. Además, hoy en día, todo el mundo tiene celular y, cuando hay avistamientos, la gente quiere sacarles fotos y enviárselas a las familias, pero la recomendación es no dar posiciones exactas. Se puede decir el yacimiento, porque son grandes, pero no cerca de qué pozo, porque los cazadores los ubican, ya que los yaguaretés tienen rangos de movimiento determinados según la estación del año. Es una forma de preservarlos”, dice y concluye: “Es un animal hermoso”.

Predominantemente nocturno, el yaguareté es solitario y esquivo. -

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