Celebrando la primera década de la TUIC
En una formación intensiva, la juventud de Tecpetrol no solo aprende sobre módulos técnicos de la industria de Oil & Gas, sino que también experimenta una inmersión cultural y social única. Alan, que vivió la primera edición, y Camila, parte de la última, nos cuentan cómo evolucionó la experiencia TUIC.
En 2014, Alan Buchanan, apasionado por la geología y los nuevos desafíos, se sumó a la primera edición de la Tecpetrol University Induction Camp (TUIC). "Fue una experiencia nueva para mi generación. La idea de juntar a jóvenes de distintas áreas para capacitarnos era algo novedoso. Fuimos la primera camada y funcionó muy bien", comenta Alan, quien actualmente se desempeña como Exploration Geologist Expert.
Diez años después, Camila Herrera, aporta una visión fresca -y motivada por su rol como Planning Analyst- ya que participó en la última edición de este programa y resalta la experiencia como una oportunidad única de crecimiento. "Si tuviera que definirlo en una palabra, diría que fue fructífero. Aprendí mucho, sobre todo en lo técnico, ya que soy contadora y necesitaba reforzar conocimientos en áreas como perforación y reservorios. Además, lo que más valoro es el networking. Conocí gente de distintas operaciones y sigo en contacto con muchas de esas personas", comenta.
Mientras conversan como colegas, Alan y Camila se dan cuenta de que la dinámica sigue siendo la misma, incluidas las actividades fuera del espacio de trabajo como un punto clave para fortalecer lazos y encontrarse. Desde ver espectáculos del grupo de percusión "La Bomba del Tiempo" o de la compañía teatral "Fuerza Bruta", hasta cenas y salidas espontáneas en grupo, la parte social es uno de los mayores disfrutes del programa.
El enfoque de la TUIC sigue siendo el mismo: capacitar en diversas áreas del negocio, desde el subsuelo hasta la superficie, a jóvenes profesionales durante un mes, de manera presencial en Buenos Aires. Además, viajan a conocer El Tordillo y, como novedad desde el año pasado, también Fortín de Piedra. La experiencia ahora está más enriquecida con la participación de referentes internos de Tecpetrol y actividades más dinámicas. Aquí tiene lugar el principal protagonista: el simulador. Es una actividad práctica que tiene como objetivo reproducir escenarios reales de toma de decisiones en el desarrollo de un yacimiento. Entre jóvenes, forman equipos y deben aplicar los conocimientos técnicos adquiridos durante las capacitaciones previas para resolver desafíos relacionados con la explotación y manejo de recursos energéticos.
“Recuerdo especialmente el simulador porque nos ayudó a tener una visión clara de los desafíos que enfrentaríamos en la industria. Era un entorno controlado, pero nos ponía en situaciones que reflejaban la realidad de trabajar en campo”, comenta Alan, haciendo énfasis en cómo el programa le brindó las herramientas necesarias para desenvolverse con éxito en su carrera.
Camila también coincide en que el simulador sigue siendo una de las herramientas más impactantes de la experiencia, pero con una actualización que lo hace aún mejor. "El ejercicio se volvió mucho más interactivo y cercano a la realidad, a lo que enfrentamos a diario. Nos permitió experimentar situaciones de alto riesgo, gestionar recursos en tiempo real y tomar decisiones estratégicas que tienen un impacto directo sobre los resultados. Este tipo de formación práctica es muy valiosa para quienes recién empezamos en Tecpetrol", explica.
Lo que se lleva cada participante es, en última instancia, una combinación de experiencias sociales y profesionales que enriquecen la vida de manera integral. En ese sentido, la diversidad de backgrounds y experiencias es tanto una riqueza como un desafío, ya que exige apertura para integrar las diversas perspectivas. Tanto Alan como Camila coinciden en que uno de los mayores retos es la capacidad de trabajar en nuevos entornos y equipos de trabajo. "Es difícil, pero también es una excelente forma de aprender a gestionar el cambio", señala Alan, mientras que Camila agrega: "De repente, tu vida personal y profesional se ponen en pausa, y eso te invita a reflexionar y adaptarte".
La TUIC sigue evolucionando y con cada edición las nuevas generaciones no solo adquieren habilidades innovadoras, sino que también se sienten más conectadas con el propósito de la compañía. "Ver a nuevas y nuevos profesionales que se motivan y entusiasman por participar me hace sentir muy contento. Lo que antes era algo novedoso, ahora es algo consolidado y parte de nuestra cultura", concluye Alan, con una sonrisa nostálgica.
Y, como Camila menciona al final de su experiencia: "Es importante estar abierta a la gestión del cambio, porque de eso depende cómo aprovechás estas oportunidades". Así que, la próxima generación de TUICers ya sabe: tienen todo lo que se necesita para hacer suya esta ola de transformación.