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La evolución de nuestro compromiso

En una fecha que recuerda el valor de la naturaleza y la importancia de un desarrollo sostenible, reflexionamos sobre los desafíos de nuestra gestión ambiental.

“Nuestra misión es ayudar a que la industria energética desarrolle sus proyectos en forma compatible con el bienestar de la sociedad donde estamos insertos”. La frase lleva la firma de Stephen Wharton, Environmental Sr. Manager, y describe un cambio de paradigma: hoy lo ambiental es un tema central para la evolución del sector energético. ¿Pero cómo estamos llevando adelante esas transformaciones? En el Día Mundial del Ambiente, analizamos los retos y resultados de nuestras gestiones para cuidar el suelo, el agua, el aire y la biodiversidad. O mejor dicho, la vida en el planeta.

Día de revegetación en Colombia.Manos embarradas, voluntariado feliz.

Responsables de nuestra huella

Si las grandes acciones empiezan por casa, en el caso de nuestras operaciones, la clave está en la planificación. “Un 50% de nuestro trabajo de mitigación se da antes de implementar los proyectos –dice Stephen–. Por ejemplo, cuando vamos al terreno y vemos que si una planta se construye encima de un cerro y no en su pendiente, se evitan movimientos de suelo y se ahorran horas máquina. Siempre nos apoyamos en estudios de impacto ambiental, y una vez implementados los proyectos, hacemos seguimiento de variables ambientales y análisis químicos o físicos. Son premisas que trabajamos muy bien, por eso tenemos una huella de suelo de tan solo el 1% en nuestras instalaciones”.

La gestión del agua es clave para nuestras operaciones.-

Cuidado del agua

¿De dónde viene el agua para nuestras operaciones? ¿Cómo repercute nuestra actividad en las comunidades? ¿Qué tratamiento le damos? Cada una de estas preguntas nos han permitido llevar adelante grandes iniciativas. Un caso emblemático es el acueducto que construimos para abastecer los procesos de la Central Eléctrica Pesquería de aguas grises, algo esencial en zonas áridas de Monterrey. Y seguimos buscando oportunidades de mejora. Ya logramos que el 85% del consumo de agua de nuestras operaciones provenga de aguas residuales y en 2023, nos propusimos diseñar planes para aumentar la reutilización un 5% más.

Separación de residuos en Quito.La línea de partida para una meta colectiva.

Rescatar, restaurar y revegetar

“Tenemos importantes proyectos de compensación, como la creación del área protegida en las sierras de Manacacías, en el municipio de San Martín, en Colombia. También rescatamos individuos de flora y fauna e impulsamos medidas de protección en zonas cercanas a nuestras instalaciones”, detalla Stephen sobre las distintas iniciativas para cuidar la biodiversidad. Los números lo avalan: superamos los 2200 participantes en nuestro programa de rescate y reubicación de plantines en México, sembramos 200 árboles durante 2023 en la quebrada del barrio La Merced, en Quito; llevamos plantadas más de 10 mil individuos en el Golfo de San Jorge y revegetamos de manera asistida 78,5 hectáreas en la Cuenca Neuquina.

En la Cuenca Neuquina.El gas de venteo es usado como energía para alimentar el minado de cripto.

Un recorrido circular

Desde unas rocas derivadas de las actividades de perforación hasta la lata de gaseosa del almuerzo. En Tecpetrol, cada residuo se separa en un ámbito específico y luego se envía a una planta de tratamiento, donde se lo procesa según su naturaleza (incineración, acondicionamiento para relleno, reciclaje, etc). Nuestra gestión está enfocada en el recorrido, y así es como logramos grandes metas: en el Golfo San Jorge, más del 70% de los residuos sólidos urbanos generados fueron reciclados o compostados, y en la Central Eléctrica Pesquería, redujimos un 11% del material sólido impregnado con grasa, aceite, pintura y sustancias químicas.

Menos emisiones, más eficiencia

Último pero no menos importante: la atmósfera. Reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono y metano) es un gran desafío que encaramos perfeccionando nuestros inventarios y promoviendo la transición energética. “Tenemos entre 10 y 15 proyectos ya adoptados o en etapa de implementación a partir de una serie de talleres con el sistema de design thinking. Por ejemplo, la iniciativa que apunta a mitigar el venteo en la Cuenca Neuquina, usando el gas que antes se quemaba in situ para generar energía eléctrica que alimenta los centros de cómputos en el yacimiento. O las iniciativas para optimizar procesos, como hicimos en el Golfo San Jorge, donde reemplazamos unos motogeneradores por equipos nuevos y redujimos un 20% de las emisiones en muy poco tiempo. Hoy lo ambiental está en el centro del negocio y pasa también por sacarle más jugo a cada joule (unidad de energía), cada litro de combustible y cada metro cúbico de gas”, afirma Stephen, con la experiencia de tres décadas en el sector.

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