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El amor se suma a la vocación

Esta es una historia sencilla: una madre ingeniera que reconfiguró su rutina cuando nació su hija, y que está calentando motores para volver al ruedo.

Hay una beba de seis meses llamada Alondra que dentro de algunos años podrá contar que estuvo en Fortín de Piedra, el corazón de Vaca Muerta, desde antes de nacer. Acompañaba en la panza a su madre, Carolina Lombardo, Drilling Lead Engineer, que trabajó hasta los ciento ochenta días de gestación.

Cuando dejó de ir al campo, se ríe ahora Carolina, “fue un alivio para todos, especialmente para mi jefe, que no me quería decir nada pero sufría en silencio porque se preocupaba por mi embarazo”.

¿Y qué la motivaba a seguir yendo? Era su objetivo de mucho tiempo: se había mudado desde la provincia de Buenos Aires para seguir sus estudios de ingeniería en petróleo en la Universidad del Comahue: “Soy ingeniera de perforación. Persiguiendo un sueño me vine acá, y acá me recibí”. Comenzó su carrera en Tecpetrol: “Comencé como pasante en Mejora Continua, luego fui JP en Perfo, luego en el campo y de ahí pasé a Ingeniería, donde estuve dos años haciendo seguimiento y planificación de los pozos”.

Un equipoAlondra, Carolina y Martín.

Y eso cambiaría, como cambia todo en la vida. “Cuando nos enteramos que venía Alondra no queríamos contarlo hasta que cumpliera los tres meses de embarazo, pero por el tema de la pandemia tuve que decirlo antes. Mis jefes me acompañaron siempre, desde el primer momento. Fue muy natural porque acá las cosas se resuelven fácil”. Llegó así la reconversión de su rol, que cumplía con un equipo a cargo, además de encargarse de la planificación, el seguimiento a nivel operativo, los programas y la logística. “Desde que me reincorporé hago soft landing, backstage, analizo el día a día de la gente. Siempre asociado con lo técnico, como gestión de elementos de entubación, calidad operativa, seguimiento y auditoría de elementos y equipos críticos”.

A Carolina, cada tanto, la interrumpe Alondra. Es su compañera de trabajo en esta nueva reconfiguración. “Trabajé diagrama, hice 14X14, hacía dos años que trabajaba en Ingeniería de lunes a viernes pero con esquema de guardia. Ahora hago presencialidad mixta. Redefinimos las tareas que yo estaba haciendo y las circunscribimos a lo que puedo realizar más a la distancia”.

Carolina se prepara para volveralgunas jornadas a Fortín de Piedra.

Pero no es de las que se quedan quietas. “La idea es volver porque yo también lo necesito. Vamos adecuándonos. En un tiempo lo vamos a hacer: hay una logística detrás de la nena. Mi pareja, Martín, que está en todas, además de una niñera. Igualmente hay cosas a las que yo le tengo que poner el cuerpo. Pero voy a volver al campo. Me gusta la idea de tener, para comenzar, una actividad más mixta”.

Lo dice, y mira dormir a la pequeña Alondra, que vino a cambiar muchas cosas en su vida pero, más que nada, a mejorarla. Carolina, que alternó trabajo con estudio durante toda su carrera, sabe de compaginar mundos. Su pareja la acompaña, Tecpetrol también, y ella va a seguir luchando por sus sueños. Desde hace seis meses, con una compañera nueva a su lado.

Experiencia Fortín de Piedra

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