Cinthya Montoya, HRBP Manager Ecuador, nos cuenta sobre sus trece años en Tecpetrol y de cómo su trabajo es compartir todo lo bueno que recibió.

Cinthya tenía una cuestión clara respecto de su futuro laboral: quería trabajar en la industria petrolera. Era madre de un niño pequeño, estudiaba Ingeniería Comercial y tenía 24 años. Su situación económica estaba lejos de ser holgada: “Me la pasaba enviando hojas de vida a la mayoría de empresas que podía y vi un aviso en el que solicitaban pasante para Tecpetrol”.

A esa edad, pensaba que era como un sueño poder entrar. Para su área, Administración y Finanzas, solo había un cupo. Corría 2009 y la evaluación era presencial. “Llegué al edificio de Tecpetrol y había una multitud. Seríamos unos ciento cincuenta. Cuando empezamos a rendir las pruebas, unas chicas sentadas cerca de mí decían: ‘Ahí está el mejor egresado de la uni, ahí el que se ganó un premio’. Yo venía de una uni más bien chica. Dije listo, ya está, no quedo. Al menos la experiencia fue buena”.

“Había muchos extranjeros, miembros de organismos centrales, las gerencias súper involucradas, Recursos Humanos, un referente de Techint que ayudaba con el proceso. Yo no sabía que eso existía: eran pruebas muy bien armadas, protocolos, pasos muy claros, una cuestión muy sorprendente para una persona de mi edad que no sabía cómo era la industria”.

El proceso duró un día completo. A la tarde dijeron su nombre y el de veinte chicos más: de ciento cincuenta habían quedado ellos. Comenzó como pasante: “Me sorprendió cuando me enteré que los pasantes tenían salario. Mi hijo estaba empezando el colegio y me vino perfecto para educarlo. Empecé en Administración y Finanzas”.

“Tuve mucha suerte porque me encontré con personas como mi primera jefa, que me enseñó mucho y además fue mi mentora. Estuve un año ahí y cuando me cambié de sección todos mis compañeros me dieron una mano para que yo pudiera seguir creciendo”.

Y acá llegamos a la parte central, porque Cinthya siente que el destino le guiñó un ojo: “Después empecé en RRHH y una de las primeras cosas que tuve que hacer fue encargarme de los programas de pasantías y JP. Para mí no fue casualidad, ya que siempre tratamos de buscarles un espacio a los pasantes, creemos en el poder de los que recién comienzan. Pero en mi caso es doble, por cómo se dio mi ingreso. Yo siento la satisfacción de ver que se multiplica todo el esfuerzo y veo algunos jóvenes que son más cercanos a mi hijo que a mí y en los que me reconozco”.

Imposible enumerar sus actividades. Se encarga de los procesos de RRHH y muchas de sus subtareas. “Pero creo que lo más fuerte e importante es todo el desarrollo de personal: evaluaciones, definir cómo la gente se va a desenvolver, las encuestas de clima, y bueno, ahora también la transformación cultural. Estoy feliz con estos cambios, porque yo he ido creciendo con Tecpetrol”.

Esto le da pie para volver a sus comienzos. “Me encuentro siempre con distintos tipos de ingresantes: chicos que están asustados, que al principio no entienden mucho y van adaptándose. Es muy satisfactorio verlo desde este lugar. Ver el crecimiento, y ver incluso cuando algunos se van para crecer en otro lado. En síntesis, a mí Tecpetrol me ayudó muchísimo desde el minuto cero, es un honor para mí, ahora, estar de este lado acompañando, ayudando, cerca de quienes más necesitan el apoyo”.