Por primera vez desde la puesta en marcha de la planta central de Campo Pendare, la operación planificó y ejecutó un simulacro de accidente mayor que puso a prueba a todas las áreas, y llegó hasta la presidencia de Tecpetrol. 

Fue un simulacro, pero podría haber sido real. La mañana del 26 de septiembre, apenas pasadas las 8 una explosión sacudió Campo Pendare, en los Llanos orientales colombianos. Un rayo había golpeado uno de los tanques de procesamiento, provocando un incendio que lo hizo colapsar, con el triste saldo de tres personas fallecidas. Las alarmas de emergencia retumbaron en toda la operación, pero la magnitud del evento requería la puesta en marcha de un comité de crisis que involucró a la dirección de Tecpetrol.

El trágico evento, afortunadamente, fue solo un ejercicio que la operación puso en marcha para entrenar a los colaboradores en situaciones límite. “Fue importante ver cómo estábamos preparados como organización para actuar en eventos a esa escala, que es de alto potencial”, contó Juan Pablo Presser, HSE Manager Colombia.

“Durante una emergencia, las cosas no son como está previsto y esta simulación nos fue poniendo a prueba en circunstancias extremas”, analizó José Feretti, Country Director Colombia. “Fue un proceso distinto que nos activó: sabíamos que cada paso nos exponía a una situación nueva e impredecible”, agregó. Como responsable, tuvo a su cargo la toma de decisiones hasta el contacto con los medios de comunicación.

El simulacro fue iniciativa del área de Seguridad, Ambiente y Salud (SAS) y planificado durante tres meses junto a una consultora especializada, que requería información para el diseño del evento. Un mes de trabajo tomaron los ajustes para el día agendado. Esa mañana de septiembre todo ocurrió en apenas dos horas, pero que afectaron a 158 personas alrededor de la CPF del Bloque CPO 13 del área y llegaron más allá. 

Cada uno de los involucrados tenía bien claro su rol. “Lo más desafiante fue la comunicación; articular el campo con el comité de crisis y, al mismo tiempo, nosotros desde el campo con el tanque incendiándose tuvimos que evacuar la planta sin afectar la continuidad de la operación”, contó desde su perspectiva Darío Delgado, Health Security & Environment Supervisor.

El plan de gestión para eventos de esta magnitud requiere de una coordinación local de los responsables de la puesta operativa, y de la respuesta al incendio, pero como las consecuencias superan a la planta, de acuerdo al plan se activa en Bogotá un comité especial. Se trata de una "gestión fina de la emergencia".

Ponerse en situación

"Enfrentar una situación en que una persona muere es de lo más complejo y ojalá no pase nunca, pero el simulacro nos pone en ese escenario, que se enfrenta llamando a los familiares, pero también nos pone a pensar", reflexiona Feretti.  

Aunque los responsables de SAS conviven con la posibilidad de eventos, el simulacro tiene una función extra. "Te activa la posibilidad de que suceda, te invita a pensar qué espera la empresa que hagamos en estos casos, y nosotros buscamos dar herramientas a todos", define Presser. “Es mejor estar preparados para algo que no va a suceder a que suceda algo para lo que no estamos preparados”. 

Todo el equipo coincide en que los ejercicios a este nivel generan entusiasmo en el grupo, que se siente interpelado y se involucra. "Nuestros compañeros no sabían a quiénes habíamos elegido para el simulacro, de modo que nos retroalimenta y activa esa llama que nosotros como responsables de emergencia no tenemos que dejar apagar", agrega Delgado. E invita a todas las operaciones a "medirnos a todos y ponernos a prueba" en situaciones como estas.