1000 km perforados y contando
Una marca que logramos tras ocho años y que da cuenta de decisiones técnicas acertadas, innovación aplicada y aprendizaje operativo.
En Fortín de Piedra conseguimos otro hito: alcanzamos los 1000 km perforados en forma acumulada desde su puesta en marcha, en 2017, algo que pocos yacimientos consiguen. Para dar una idea de la magnitud, es una longitud que equivale a unir en línea recta las ciudades de Buenos Aires y Neuquén.
“Lo más importante de este logro fue la curva de aprendizaje transitada, que nos permitió ganar eficiencia paso a paso y una mejor utilización de los recursos, gestionando nuestro trabajo con foco continuo en la productividad”, cuenta Ariel Ochoa, Vice President Drilling and Completion, y añade: “Hemos consolidado una marca registrada. Los logros que hemos alcanzado en Fortín son reconocidos en la industria y eso me llena de orgullo, que el trabajo sea validado por pares siempre es gratificante”.
Como en todo hito, detrás hubo mucho trabajo. Fueron ocho años de desarrollo continuo en los que se fueron optimizando todas las fases de las operaciones, que dieron muy buenos resultados. Por ejemplo, mientras que en 2018, la perforación de un pozo completo se hacía en 40 días, al día de hoy, eso mismo se logra en 21 días, lo que significa una reducción del tiempo en casi la mitad.
Ochoa explica cuáles fueron los factores que posibilitaron los 1000 km perforados. Por un lado, “la decisión de Tecpetrol de invertir en instalar tecnología” y por otro, la gente. “Tenemos un grupo que es excelente profesionalmente y, además, está conformado por personas muy abiertas al cambio, lo cual agiliza muchísimo cualquier proceso de transformación. Es un privilegio trabajar con la gente que trabajo”, sostiene.
Una de las modificaciones que permitió este grado de eficiencia es el manejo remoto que se hace desde el Real Time Operation Center (RTOC) a las herramientas de fondo en el campo, y la aplicación de inteligencia artificial y modelos predictivos para ajustar, en el momento, los parámetros más óptimos para cada operación. Fue un desafío este cambio, un proceso que llevó algunos meses implementar, recuerda Ochoa. “Si bien era un modelo conocido alrededor del mundo, en Argentina era nuevo, por lo que hubo un poco de escepticismo al comienzo, pero lo pudimos sortear como equipo. No hay manera de ser exitosos si no nos comprometemos a nivel grupal”, dice.
También es clave el trabajo de la gente en los yacimientos y la coordinación de más de 50 empresas involucradas en la perforación. El progreso es pozo a pozo, ya que los datos que se obtienen sirven para mejorar la perforación de los siguientes.