Bruno, hijo de Abel Fiszelew, de la gerencia de Sistemas de la Operación de Tecpetrol, ganó la Olimpíada de Matemática Ñandú 2022, una competencia de lógica y razonamiento en este “lenguaje del universo”, que abre la puerta a las carreras técnicas.

“En el colegio la consideraba una materia más, pero en las olimpiadas es súper diferente, con problemas de ingenio que requieren razonamiento… ¡y nos dieron la calculadora para hacerlos!”. Con sorpresa y satisfacción, Bruno Fiszelew, 12 años, habló con Tecpetrol Hoy de su coronación como Campeón Nacional en la Olimpíada de Matemática Ñandú 2022, en la categoría para estudiantes del sexto año del nivel básico en la Argentina.

Hijo de Abel Fiszelew, IT Business Solutions Manager, Bruno siempre tuvo motivación para aprender pero era uno de esos chicos que en la escuela se aburría. Hasta que este año el Instituto Mariano Moreno de Pacheco decidió sumarse a la Olimpíada Matemática Argentina (OMA) y organizó un taller semanal y un examen que seleccionó a los alumnos que representaban al colegio. En el certamen 2022 participaron 15.000 estudiantes de todo el país y 360 llegaron a la instancia final, en La Falda,  provincia de Córdoba. 

“Al principio decía ‘es demasiado complicado’, porque no estábamos acostumbrados a este tipo actividades, hasta que comencé a entrenar con los exámenes de los años anteriores”, contó Bruno. “Teníamos tres problemas por examen, uno de ecuaciones, otro de geometría y el último de lógica: en que te dan un escenario y tenés que calcular las probabilidades o proponer una estrategia ganadora”.

Resolviendo problemas matemáticos, Bruno pasó las instancias intercolegial, zonal, regional y fue clasificado a la instancia nacional. Pero antes, por su buen puntaje, lo invitaron a la competencia provincial, que funciona como una preparación para la final, que fue en el balneario de Mar del Plata, en la costa argentina. “Aunque siempre estamos con otros chicos, las amistades están cuando viajamos”, relató Bruno. El clima es de camaradería y apoyo más que de competencia. “Vamos Bruno, vos tenés muchas chances, vos podés”, lo alentaban.

“Los chicos paran en el mismo hotel y se encuentran en la pileta o a jugar al ping pong, al tejo, es como un viaje de egresados”, cuenta Silvana Zaraftis, mamá de Bruno, quien lo acompañó en el viaje. “Aunque en la competencia provincial Bruno tuvo que atravesar la frustración de no haber podido resolver un problema, salió adelante y obtuvo el tercer puesto”.

Cuando llegaron a la final nacional, los estudiantes atravesaron dos días de resolver problemas y el tercero, los tres mejores formaron un podio que debía  exponer ante todos los participantes y jurados cómo habían llegado al resultado. Su desempeño sobre el escenario lo coronó campeón. 

“Viéndolo como padre, a partir de la olimpiada noté un cambio en cómo piensa Bruno, y en la forma de encarar los problemas, cómo para él resultó un desafío y le abrió la cabeza”, cuenta su papá Abel, quien lo acompañó en el entrenamiento. “Nos encontramos con otros padres que habían competido cuando eran chicos y nos contaban cómo la práctica les había dado un mindset que abre la posibilidad de seguir carreras técnicas con una gran ventaja”.

“Bruno a los tres años leía y escribía, siempre tuvo la motivación por aprender pero necesitaba algo que le implicara un desafío, un esfuerzo extra”, contó su mamá. “Y con esta olimpíada aprendió a esforzarse, a no desalentarse frente a los problemas, porque este certamen premia mucho el mérito”, completó su papá. 

Además de un diploma y una calculadora científica, por su desempeño Bruno fue elegido para competir en las Olimpiadas Internacionales para alumnos de escuelas primarias de países de habla hispana. Se entrenó en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA para competir solo y en equipo con sus compañeros de podio. En tiempos mundialistas tienen otro premio, la chance de representar a su país.