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Jornadas de capacitación: Revitalizar los vínculos, una costura a la vez

El sábado 21 de mayo en la Cuenca Neuquina comenzó la edición 2022 del Programa Soldando Comunidades, una iniciativa de Tecpetrol junto a su cadena de valor que se vivió, bajo un tinglado, como una experiencia transformadora. Repite hasta el 2 de julio en Salta, Tucumán y Comodoro Rivadavia.

Nacido en 2021 el programa fue diseñado como un trabajo de integración de los proveedores de Tecpetrol con su comunidad.

Pasadas las 8 y media de un sábado frío, en un taller metalmecánico de las afueras de Cipoletti, un grupo de hombres y mujeres se alistaban para una experiencia transformadora. A las 9 en punto, con el inicio de la capacitación, comenzó allí la edición 2022 del Programa Soldando Comunidades de Tecpetrol, una iniciativa que la compañía pone en marcha en las tres cuencas que opera en la Argentina junto a su red de proveedores.

Este programa consiste en la organización de jornadas completas de formación en actividades de taller para las comunidades cercanas. Comenzó como una prueba piloto en 2021, con la idea de que las empresas pymes abran sus talleres para enseñar a soldar. En cada ocasión, la convocatoria responde a las propias necesidades de los vecinos y de los requerimientos de la empresa de mano de obra calificada para contratar. El objetivo, sin embargo, va mucho más allá de aprender la técnica.

Más allá de una capacitación en habilidades técnicasel programa tiene una dimensión humana y social.

“Junto con las pymes seleccionadas que forman parte del programa PROPYMES, relevamos las necesidades de la comunidad que las rodea, muchas veces con el apoyo de entidades locales: una verdadera cadena de valor”, señala a Tecpetrol Hoy Luis Lanziani, jefe de Gestión de Proveedores en Tecpetrol. La idea —detalla— es realizarlo todos los años, en mayo y octubre, y en cada ciclo incorporar tres proveedores al programa con el objetivo de llegar a 50 empresas en cada edición. 

Eran siete hombres y ocho mujeres con la inquietud de aprender a soldar, práctica básica y permanente en la industria de hidrocarburos. Escucharon con atención la charla teórica, con énfasis en la cultura de la seguridad, y pronto se distribuyeron alrededor de cuatro bancos de trabajo. Los mismos operarios que construyen estructuras metálicas y equipos para la industria oficiaron de instructores, con el apoyo de los especialistas en soldadura formados con el programa PROPYMES. Por cada banco, una máquina y un instructor que mostraba a los aprendices los movimientos del cuerpo, la técnica y los trucos para una costura prolija. Detrás de las máscaras reglamentarias, el tiempo pasó volando. 

El mapa de las comunidades alrededor de las operaciones es diferente en cada región, y también sus necesidades. Mientras en Neuquén se mostró que la comunidad y el mercado de trabajo requieren habilidades técnicas básicas, en la zona de Comodoro Rivadavia se focalizó en escuelas técnicas nocturnas, y en el norte argentino la convocatoria fue para los miembros de comunidades originarias. La jornada de formación le permite a una persona hacerse conocer ante una empresa, y también comenzar a soñar en un emprendimiento propio.

El entusiasmo y el compromisofueron la marca de la jornada de formación.

“Para soldar, antes hay que amolar, preparar, medir y cortar, todas actividades alrededor de soldar que se realizan en el taller”, describe Lanziani. De acuerdo al potencial desarrollo que se prevé a futuro, con el desarrollo de la actividad en la región, “los talleres visualizan que es necesario que la gente comience a tener competencias técnicas claras, que sea una base a la profesionalización”, completa Luis, testigo de aquella jornada de trabajo concreto, con una dimensión humana y social.

“Que los instructores sean los mismos operarios hace que el vínculo sea genuino, y la gente que llega con la guardia alta ves cómo se va aflojando a medida que pasa el día”, describe Lanziani. “Es una actividad transformadora, por un lado para quienes tienen pocos recursos sentir que podés construir algo con tus manos es revitalizante; también para los operarios que por primera vez abrían el taller y reconocen que tienen algo para dar; y para muchas mujeres, que sabían que había una soldadora en su casa y sus padres o maridos no les permitían acercarse por considerarla una tarea de hombres”.

Los propios operarios del taller, en Cipolettifueron instructores del grupo de vecinos que se sumaron a la jornada de formación.

El compromiso bajo este tinglado fue tan grande como la cantidad de electrodos que al final del día se habían usado. Y a tal punto que los asistentes querían evitar la pausa del almuerzo, según relata Marcelo Guszul, analista de Gestión de Proveedores, que vivió de cerca la jornada. “Es importante que pierdan el miedo a la soldadura, que vean que lo pueden hacer, y aquí pudieron utilizar las máquinas más avanzadas que había en el taller”, agrega. Muchos de ellos podrán emprender una carrera técnica, o aspirar a un trabajo de ayudante. El diploma será el recuerdo de un día de aprendizajes compartidos, que se puede contagiar a otros.

Para Tecpetrol, dada la situación del país, el Programa Soldando Comunidades se concibe con ambición y responsabilidad. “Si cumplimos este objetivo de hacer 50 capacitaciones, todos los años vamos a tocar mil personas de manera genuina”, avizora Lanziani. “Ese es un trabajo fundamental a través de nuestros proveedores”.

Hubo tantas mujeres como varones en la última jornada de Soldando Comunidades, en Neuquén.

La edición 2022 del Programa Soldando Comunidades tiene continuidad en talleres de Comodoro Rivadavia, Neuquén, General Mosconi y San Miguel de Tucumán, en jornadas escalonadas hasta el 25 de junio.

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