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Acceso a la salud en la amazonia ecuatoriana

Donde hay una necesidad hay un deber. Crónica de la asistencia que la compañía brindó en Pacayacu y Dureno, dos de las comunidades donde opera.

A partir del 26 de abril hay cincuenta y seis flamantes equipos médicos en los centros de salud tipo A de las parroquias Pacayacu y Dureno, del cantón de Lago Agrio, en la provincia de Sucumbíos, en Ecuador.

¿Qué son los centros de salud tipo A? Son establecimientos ubicados en los sectores urbano y rural, que atienden a una población de hasta diez mil habitantes. En consulta externa se ocupan de medicina familiar, enfermería y odontología general, obstetricia y síntomas relacionados con el COVID-19. Pero, como adelanta Darwin Vega, coordinador de Relaciones con la Comunidad  de Tecpetrol en Ecuador: “Los recursos asignados al personal de los centros de salud no son suficientes para atender la actual emergencia sanitaria, ni las consultas externas”. 

Acercar la salud. Ese fue el objetivo que la compañía, como extensión de sus iniciativas corporativas de adquisiciones por COVID-19, decidió llevar adelante a través de la donación de tensiómetros, electrocardiógrafos, desfibriladores, oxímetros, glucómetros audibles, entre otros, en una cifra que asciende a los cincuenta y seis equipos, repartidos entre los dos centros de salud.

Miradas orgullosasDarwin Vega y personal del centro de salud de Dureno el día de la donación.

“Los necesitaban mucho y en algunos casos de forma urgente. Los centros están en parroquias —así se denomina a los pueblos pequeños en Ecuador— que están aisladas, el hospital grande queda a cuarenta y cinco minutos. Imaginemos cómo se atiende una emergencia con ese retraso. O alguien con dolores muy fuertes que tenga que trasladarse. Estaban en una situación complicada, las salas necesitaban un apoyo grande”, amplía y puntualiza Darwin.

La idea surgió de la necesidad. En este caso el paso inicial lo dio el médico comunitario de Petroecuador, la petrolera estatal, que depende de su departamento de Relaciones comunitarias. “Él nos puso al tanto de esas necesidades cuando nos reunimos en los yacimientos o por medio de videollamadas, y fuimos juntos a conversar con las administradoras de los centros de salud. Tanto en Pacayacu como en Dureno nos fueron contando que faltaban determinados materiales y equipos. Por ejemplo, no podían realizar ecografías. Si llegaba alguien herido no le podían realizar RCP porque les faltaba el desfibrilador”. Así que el primer paso fue dado: la confección de una lista de necesidades.

Impacto positivo. Darwin está muy orgulloso de lo que se logró en Pacayacu y Dureno. “Nosotros fuimos pioneros en educación, otorgamos becas a alumnos de institutos técnicos y nos hicimos cargo de las colegiaturas de sus carreras técnicas. Sin embargo, esto impacta de otra forma porque va a lo más grueso de la población. La presencia de la ayuda es grande porque todos se atienden en esos centros de salud. Gente con carencias para llegar al hospital, por ejemplo. Cuando entregamos el equipamiento fue muy lindo. Los médicos, la población, las autoridades estaban tan emocionados como nosotros. Y todavía queda mucho por delante. Estamos muy comprometidos con este camino y vamos a seguirlo hasta el final”.

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