Cómo el cine ilumina y transforma realidades
Desde los llanos colombianos hasta los campos petroleros ecuatorianos, el séptimo arte demuestra su poder de cambio, sirviendo como herramienta de desarrollo comunitario y fortaleciendo los vínculos entre personas.
En espacios educativos y en diferentes escenarios de la ciudad de Villavicencio, en Colombia, la gente asistió a jornadas de cine y talleres como parte del primer Festival de Cine, organizado por Tecpetrol. Paola Santofimio, Community Relations Sr. Supervisor y quien coordinó el evento, observaba desde un rincón. “Había mucha expectativa y motivación a la vez. Las películas proyectadas con sus diversas temáticas capturaron la atención de cada audiencia. También se realizaron talleres sobre guión, dirección y actuación para jóvenes y personas adultas de instituciones educativas", comenta. Durante tres días, del 23 al 25 de julio, el principal núcleo urbano de la región de los Llanos Orientales se convirtió en un epicentro cinematográfico.
El 28 de julio, el festival se trasladó a Puerto Triunfo, una comunidad rural cercana a nuestras operaciones. Allí, alrededor de 350 personas se reunieron frente a la magia: "Se sorprendieron con el solo hecho de ver una pantalla de la calidad que se llevó. La aparición de Julio Pachón, actor reconocido aquí, causó conmoción. La gente no lo podía creer", relata Paola. Luego, rememora con ojo antropológico: "El contexto social no es tan fácil. La juventud sí estuvo súper encarretada, como decimos, enfocados mirando la película". Para ella, el festival es más que entretenimiento; es una ventana a otras realidades. Para quienes asistieron, era la primera vez que se sentían parte de algo más grande, de una narrativa que les incluía y hacía protagonistas.
Con 1.200 espectadores y espectadoras en Villavicencio y 72 participantes en los talleres, el festival marcó un hito. Las proyecciones atrajeron a un público diverso: desde jóvenes estudiantes hasta personas adultas que no visitaban una sala de cine hacía años. Cada función era una pequeña revelación, un momento de descubrimiento. "La idea es continuarlo porque tuvo muy buena acogida", afirma Paola. Ella ve en el cine una herramienta de desarrollo comunitario. "Es importante seguir promoviendo estos espacios entre las comunidades, sobre todo cuando son rurales porque tienen poco acceso", concluye. Al final, lo que quedó no fueron solo las imágenes proyectadas ni los títulos de las películas. Quedó una sensación de pertenencia: el arte como puente entre comunidades.
El Festival de Cine Infantil, tradición de invierno en Neuquén, Argentina
El viento patagónico sopla fuerte mientras Andrea Fernández, Community Relations Manager, revisa la lista de películas para el Festival de Cine Infantil, organizado desde 2018. La Cuenca Neuquina es extensa y las funciones llegan a varios de sus rincones: Neuquén Capital, Añelo, Rincón de los Sauces, Senillosa, e incluso a Sauzal Bonito, un pueblito tan pequeño que su incorporación al circuito en 2023 fue todo un acontecimiento. Con 6.400 espectadores hasta la fecha, el festival es una tradición de las vacaciones de invierno. El día del evento, cada niño y niña llega expectante. Reciben pochoclos y luego se sumergen en el mundo mágico del cine. "Es acercarles el cine y que puedan vivir esa experiencia por primera vez", asegura Andrea tras finalizar la edición de este año.
Cuando el campamento se transforma en una sala de cine en Ecuador
En la sala de video, Marco Caldas, Field Personnel Administration Specialist, ajusta la pantalla gigante que domina el espacio. "En Campo Libertador nos reunimos en la sala de video que tenemos en el campamento para compartir el cine. Hacemos muchas picaditas: canguil, alitas de pollo, tortitas fritas, nachos con queso. Compartimos todo", dice Marco; su voz desbordando entusiasmo. Sabe que estas reuniones son mucho más que una simple sesión de cine o fútbol, sobre todo para quienes pasan períodos lejos de sus hogares. Son también una dinámica que fortalece las relaciones humanas. Cuando la película termina y las luces se encienden, Marco observa a sus colegas. Es testigo de cómo el cine y el compañerismo se convierten en refugio.