Visitamos el piso 22 del edificio corporativo de Tecpetrol para conocer el flamante centro neurálgico desde el que se coordinan las operaciones de toda Latinoamérica.

Pablo Nachef, Real Time Operation Center Director, mira el horizonte desde su puesto en el piso 22. Habla de tecnología, aprendizaje y de nuevas formas de trabajar. “En los últimos cinco años, la operación de Neuquén creció en todos sus niveles porque afrontó el desafío de Vaca Muerta. Aprendimos mucho y para unificar ese conocimiento con lo que veníamos haciendo en las otras operaciones, lo centralizamos en las nuevas oficinas corporativas de Tecpetrol”.

La idea de traer ese know how y empezar a exportarlo a otras áreas ya es una realidad en este nuevo espacio, el primer ensayo de un revamping de las oficinas: “La sala, que trasladamos desde Neuquén, articulará todas las operaciones de campo de Tecpetrol en Latinoamérica. Está preparada para garantizar una comunicación real-time 24/7 con los equipos de perforación y terminación a lo largo del continente. Vinieron todos los ingenieros a CABA, no solo los que estamos en sala sino los ingenieros direccionales, de perforación, de completación: desde acá diagramamos el programa de lo que se perfora en México, Colombia y Argentina”. 

Una cuestión de equipo. Así piensa Diego Pugliese, IT Business Solution Manager: “Las cosas por sí solas no salen y todos somos un eslabón importante de la cadena: comunicaciones, infraestructura, servicios funcionales, herramientas. Nuestra misión es darles a los usuarios el lugar que necesitan para que desarrollen sus actividades de la forma más potenciada posible”. 

Construir la versión superadora de una sala de avanzada era un reto en sí. Pablo: “Durante la pandemia, Germán Piccin, RTOC Project Expert, Lucrecia Gava, RTOC Project Specialist, y yo aprendimos a programar. Utilizamos el lenguaje Python y empezamos a desarrollar software. Buscábamos programas en el mercado que nos ayudasen a hacer el seguimiento de los procesos industriales que aplica Tecpetrol para su pozos”.

Pero un producto con esas características no existía en el mercado. “Empezamos a tener proyectos de machine learning e Inteligencia Artificial para predecir alarmas y adelantarnos a posibles desvíos. Así, logramos conocer todos los desarrollos con esa tecnología y nos especializamos. En la sala se necesitan procesar unos tres millones de datos por hora, provenientes de todos los equipos de perforación. ¿Cómo manejábamos toda esa información?”, plantea Pablo.

Se eligió el mejor camino, según Lucrecia: “Ya sabíamos qué datos e indicadores necesitábamos ver y cómo queríamos seguir nuestras operaciones. También llegamos a un límite en el que vimos la necesidad de contar con herramientas más sofisticadas para poder enfocarnos más allá, en el día a día, en desarrollar nuevas aplicaciones con todas las herramientas que mencionó Pablo. Integramos nuestro programa con Corva, un software para manejar datos. Mantenemos un diálogo constante con ellos, que nos dan soporte 24/7. En paralelo, trabajamos en la operación con los company man y los ingenieros”. Diego complementa: “La sala está en evolución constante, nunca la damos por finalizada, su crecimiento va de la mano de las necesidades en las operaciones”.

¿Y ahora, que está todo instalado? Una pregunta, tres respuestas. Pablo: “Estamos trabajando para que la transición sea corta y que los beneficios impacten en la operación”. Diego: “Sabemos que los desafíos más grandes están por venir y la sala no tiene límites”. Lucrecia: “Me siento orgullosa de ser parte de este cambio, ver que a pesar de los kilómetros seamos el mismo equipo. Eso se puede sentir en la nueva sala, nuestro lugar”.